ROMPE EL SILENCIO

¡Hola a todos/as!

Muchos de nosotros hemos sido acompañados a lo largo de nuestra vida por la actividad física, a unos más que a otros, pero casi todos hemos practicado alguna vez un deporte. Por lo general, la etapa dónde más hace presencia el ejercicio físico es en la niñez o la adolescencia, ya que gracias a los centros educativos y a los ayuntamientos que ofertan una serie de actividades, la mayor parte de los niños pueden adentrarse en ese mundo.

El mundo al que hacemos referencia nos proporciona una mejora física, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades, fortaleciendo músculos y huesos, mejorando el tránsito y la digestión, etc. También trabaja en nosotros de forma mental, ya que reduce el estrés, favorece el sueño, ayuda a combatir la ansiedad, mejora el humor y la autoestima, mejora las relaciones sociales, etc.

Pero todo se vuelve oscuro cuando lo mismo que nos da la vida, nos la quita. La ansiedad que estaba tratando de evitar se convierte en depresión, la felicidad que irradiaba al final del entrenamiento se transforma en lagrimas, las palabras que se intercambian con alegría en el vestuario pasan a ser silencios eternos y las ganas de volver al siguiente entrenamiento se pierden por el camino.

El deporte tiene también su lado oculto, un lado que por lo general es silenciado por la gente que ha creado esta cara de la actividad física, normalmente entrenadores, monitores o personal relacionado con éste ámbito, aprovechándose de las victimas que en la mayor parte de los casos son menores.  Abrazos y besos, regalos o promesas de alcanzar un alto nivel podría ser el principio de una historia aterradora para un menor. 

Se han hecho ya varias campañas acerca del tema en cuestión pero aún así muy pocas para la importancia que tiene, por tanto, aunque poco puedo hacer yo, éste post es un llamamiento a todo aquel que lo lea simplemente para que cuide a sus menores y cree conciencia de ello, ya que abuso, no es sólo abuso sexual.

Espero que éste post sirva de algo, hasta la próxima Divergentes...

Javi.